¿Mi peque llora cuando le dejo en la guardería…. Que hago?

C O N S E J O S  P A R A  U N A  P A T E R N I D A D  Y  M A T E R N I D A D  C O N S C I E N T E S

Por Alexander Bernard Clasen, psicólogo y guía Montessori en Moms.

Eres madre o padre y por la razón que sea, (necesitas tiempo para ti, debes volver al trabajo, quieres que socialice con otros niños/as y aprenda cosas nuevas…), vas a dejar a tu hijo/a en una guardería o escuela infantil con cuidadores de confianza. Hablaremos de confianza después. Entonces llega el momento de presentarle el espacio o a la persona nueva con la que dejaras a tu peque. Ahí pueden ocurrir dos cosas, que se refugie detrás de ti (indicándote que eres su centro de seguridad y confianza al explorar un medio nuevo) o se lance a descubrir lo novedoso arrastrado/a por la curiosidad (indicando confianza e independencia al explorar). Han pasado puede que 5 minutos-10 minutos y os tenéis que despedir (es mejor no extenderse más). Y he aquí la situación. a veces dura para los dos. Si el niño/a llora, para muchos papás y mamás es difícil dejarles en ese estado. Pueden surgir sentimientos de culpa, conductas compensatorias al recordar experiencias con nuestros propios padres, etc y entonces intentamos paliar el llanto del niño. ¿Pero de qué manera? Pues nos queremos quedar un rato más o abortamos “la operación” y nos llevamos a nuestro hijo/a para que no se angustie. ERROR, así estaríamos reforzando una conducta que no sería adaptativa, ya que le impedimos al pequeño/a su proceso de independencia y aprendizaje. A todo esto, puede que seas uno de los papás y mamás que diga “es que quiero encontrar una guardería en la que me permita estar presente para que poco a poco se adapte” o “quiero dejarle, solo/a por espacios cortos de tiempo, pero es que me monta unos numeritos que me es imposible”. De acuerdo, aquí tenemos que empezar a hablar del término ‘Apego’.

Fases del apego

Fase 1- Orientación y señales sin discriminación de figura (desde nacimiento a 7/8 semanas)

El bebé prefiere los estímulos sociales y reacciona ante las voces más familiares (no hay evidencias de reconocimiento). Mediante sistemas muy básicos sociales pre-adaptativos como la preferencia de rostros, el llanto, la sonrisa refleja, el llanto, la imitación, etc. – el niño evolucionará dependiendo de las reacciones del adulto.

Fase 2- Orientación y señales dirigidas hacia una o más figuras discriminadas (entre 2/3 meses y 6/7 meses)

La sensibilidad del adulto favorece el comienzo de las primeras señales auténticamente sociales. Es normal que el bebé comience a inclinarse por alguna persona con la que hay una relación más intensa. En este periodo muestra una cierta indiferencia al separarse de la madre o otras personas y aún se deja cuidar por desconocidos.

 

Fase 3- Mantenimiento de la proximidad hacia una figura por medio tanto de la locomoción como de otras señales (desde 6/7 a 24 meses)

Esta es la fase de apego propiamente dicha. Las respuestas amistosas se reducen y la búsqueda del cuidador principal (madre/padre…) se evidencia. Esta preferencia social se expresa con el rechazo a extraños. Es aquí cuando se produce la crisis de separación o angustia de separación. El bebé quiere tener cerca la figura de apego y distancia con los extraños.

Fase 4- Formación de una asociación con adaptación al objetivo (24 meses en adelante)

En este periodo hay más avances lingüísticos y aquí surge la noción de permanencia de objetos, así que los peques se relajan al separarse de su madre, ya que la ven como un objeto persistente en el tiempo. Aquí, será más fácil explicar al peque cuáles son las razones por las que desaparece la madre o el padre, puesto que podrá imaginárselo y representarlo en su mente y se obtendrán reacciones más serenas. También hay que tener en cuenta que en el segundo año se inician las primeras estrategias para influir en la conducta de los cuidadores, así que hay vigilar que conductas reforzamos. Retomando la pregunta que nos hacemos y qué estrategias podemos implementar, sabemos que hay edades para que se produzca el momento de desapego con más facilidad que otras. Por ejemplo: en la fase 2 (2-7 meses de edad) será probable que el bebé no experimente angustia en la separación, ya que todavía no se expresa rechazo a lo extraño y se deja cuidar por desconocidos más fácilmente. O en la fase 4 (2 años en adelante) será más fácil explicarles las razones de separación y que regresaremos a buscarles. Para las madres y padres que tengan que dejar a sus hijos en la fase 3 (6 a 24 meses de edad), a los cuales dedico en especial la entrada de este blog. – Llevadles a la guardería/centro despiertos, para que no se asusten al despertarse y encontrarse en la guardería, ya que no sabrán qué ha ocurrido. Es importante evitar esta confusión y alarma innecesaria, ya que esto sería perjudicial para otras posibles separaciones, entre otros motivos.

RECOMENDACIONES

Papis-Mamis id optimistas y mostrad confianza, para que vuestros hijos sientan esa emoción y estado mental vuestro. Será más fácil, puesto que tu hijo/a recibirá esa energía, los profesionales del centro también la notarán y tú como padre/madre sufrirás menos eliminando falsas creencias y constructos limitantes, dándote cuenta de que es posible que todo salga bien. – Llevad un juguete favorito puede facilitar a que el niño se sienta con más confianza. Eso sí, tenemos de tener en cuenta que en el periodo de 2 a 3 años de edad, es muy difícil que los niños/as puedan compartir y seguramente habrá riñas por el juguete y se oiga un eterno “mio” en vórtice. También, es bueno ir alternando esa posibilidad para que no se convierta el objeto en una dependencia , y que, por lo tanto, sin ello no pudiese sentir seguridad. –

Si en la guardería elegida lo habilitan, puedes hacer pequeñas pruebas adaptativas acordadas con el centro, como dejar 1 horita y volver, probando así durante una semana. Prueba decirle a tu hijo que volverás después de una señal muy clara. Como:“volveré después de que acabes tu almuerzo”. – Nunca nunca mientas a tu hijo, si vas a decirle que vuelves después de que acabe de comer, vuelve. No digas que vas a estar ahí en el centro, si no vas a estar. Esto es importante, para que el niño no desconfíe en un futuro.
A pesar de que las relaciones de apego se definen por la confianza, la intimidad y la duración en el tiempo, hay variaciones ya en el grado de confianza de los niños hacia sus figuras de apego. Ainsworth clasifica el eje del apego en dos motivos antagónicos: la búsqueda de protección y la necesidad de exploración del medio. Mediante una situación extraña surgen 4 tipos de apego:


Apego seguro:
cuando el niño disfruta de jugar en presencia de su madre/padre, pero su exploración se detiene cuando el o ella abandona el lugar.

Apego evasivo o evitativo: es lo contrario al patrón de apego seguro. Estos niños/as no dan señales de angustia ante la partida y tampoco saludan al regreso de la madre/padre. Su reacción es similar a la que muestran con un extraño, pero se disgustan si se quedan solos.

Apego resistente: También conocido como ambivalente, los niños muestran mucha ansiedad, incluso en compañía de la madre/el padre. Su abandono del lugar es contestado con gritos y protestas y a la vuelta se muestran muy enfadados.

Apego desorganizado o desorientado: su conducta es inestable y contradictoria, suelen ser patrones ilógicos y atípicos propios de infancias con maltrato.(Main y Somon, 1986, 1990).

Alexander Bernard Clasen, psicólogo infantil y guía Montessori. Nº colegiado: 27902

Para que os llevéis un mensaje simple y útil y en conclusión:

» Tened una mirada de comprensión,

una actitud de confianza y optimismo en la separación

y promoved la autonomía y la curiosidad de vuestros peques ”.